jueves, 5 de febrero de 2009

LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA


Concepto:
La leucemia mieloide aguda (LMA) es una proliferación neoplásica de céulas inmaduras (blastos) de estirpe mieloide. Esta proliferación desplaza la hamatopoyesis normal, lo que origina insuficiencia medular, e infiltra tejidos extramedulares.
Los síntomas y signos que presentan los enfermos con LMA reflejan el fracaso de la hematopoyesis normal y la infiltración de los tejidos por la celularidad leucémica.el intervalo entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico es habitualmente inferior a tres meses. La mayoría de los pacientes refiere afección del estado general. Entre el 30% y el 80% de los enfermos presenta fiebre antes o en el momento del diagnóstico y el 40% refiere manifestaciones hemorrágicas en la piel y las mucosas, que adquieren especial expresividad cuando existe el CID, frecuente en la leucemia promielocítica. Se detectan hapatomegalia o esplenomegalia en una tercera parte de los pacientes. En el 25% existen adenopatías, hipertrofia gingival o infiltración amigdalar. Por último, pueden detectarse tumores constituidos por blastos, que se denominan cloromas o sarcomas granulocíticos. Alrededor del 30%-40% de los enfermos de LMA presentan una infección en el momento del diagnóstico, proporción ue se incrementa durante el tratamiento de inducción.
Pronóstico
Diversas características clínicas y de laboratorio se han relacionado con la respuesta al tratamiento. Así, se asocian a mal pronóstico la edad avanzada, la LMA relacionada con citostáticos o radiaciones, la existencia de mielodisplasia previa al diagnóstico, el que se trate de una LMA indiferenciada, eritroide o megacarioblástica, la leucocitosis superior a 50x109/L, la evidencia de rasgos displásicos en la médula ósea, el precisar dos o más ciclos para alcanzar la remisión completa y, sobre todo, determinadas alteraciones citogénicas.
Tratamiento
El primer objetico es la obtención de la remisión completa (RC), es decir, la desaparición de toda evidencia clinicocitológica de enfermedad (inferior al 5%), junto a la recuperación de los valores hematológicos normales en sangre periférica. La intensidad y toxicidad de la poliquimioterapia hace que con frecuencia no se pueda administrar a los pacientes de edad avanzada o cuando existe una alteración grave de las funciones vitales. Una vez obtenida la RC se aplican medidas destinadas a evitar las recaídas leucémicas. Estas consisten en la administración de quimioterapia o en la práctica de un TPH.
Tratamiento de inducción
Consiste en la combinación de dos o más fármacos con actividad antileucémica demostrada. Las pautas que incluyen una antraciclina, que se administra 3 días y Ara-C 1 semana, permiten obtener la RC en el 55%-80% de los pacientes. La mortalidad durante el período de inducción, habitualmente por complicaciones infecciosas, es del 20%-40%, y los casos resistentes a la quimioterapia representan aproximadamente el 15% del total.

Quimioterapia de consolidación y de intensificación
A lo largo de los últimos años se han aplicado diversas modalidades de quimioterapia con la intención de evitar las recidivas. El tratamiento de mantenimiento en dosis bajas es ineficaz, a la diferencia de lo que sucede en la LAL. La terapéutica de consolidación, que consiste en administrar los mismos fármacos que en la inducción en dosis igual o inferior a esta, prolonga las remisiones, pero la proporción de pacientes sin recaída a largo plazo es escasa.hasta el momento, la terapia postinducción más efectiva es el tratamiento de intensificación. Este incluye fármacos en pautas intensivas distintas a las de la inducción, en general con Ara-C en dosis intermedia o alta, asociado o no a dounorrubicina, amsacrina, mitoxantrona, VP16 u otros. Suelen administrarse 1-3 ciclos y el tratamiento no se prolonga más allá de 6 meses.la mortalidad del tratamiento de intensificación es de alrededor del 5%.
Tratamiento de progenitores hematopoyéticos
El TPH se lleva a cabo a continuación de la quimioterapia de intensificación o como alternativa a esta.
Trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos: en general, el donante es un hermano HLA-idéntico y con menos frecuencia otro familiar total o parcialmente compatible, o un donante no emparentado. Las células progenitoras para el trasplante se obtienen de la médula ósea, de la sangre periférica o del cordón umbilical. El efecto antileucémico es consecuencia de la terapia de preparación o acondicionamiento y de la reacción que frente a la neoplasia ejerce la celularidad inmunocompetente trasplantada. Esta celularidad inmunocompetente produce también efectos nocivos como la EICH, con agresión de ciertos tejidos del receptor, especialmente la piel, el hígado y el intestino. Esta EICH y la inmunodepresión que conlleva son la causa más importante de mortalidad relacionada con el trasplante. Los resultados del procedimiento son mejores, por menor mortalidad y más rara aparición de recidivas, cuanto más pronto se lleva a cabo el trasplante, a ser posible en primera RC.
Trasplante autológico o autogénico de progenitores hemopoyéticos: el auto-TPH se asocia a menor mortalidad por complicaciones y a mayor frecuencia de recaídas leucémicas que el trasplante alogénico. Ello es consecuencia de que en el autotrasplante no aparece EICH y existe la posibilidad de administra células leucémicas con los progenitores que se trasplantan. En la gran mayoría de pacientes se administran progenitores hematopoyéticos autólogos obtenidos de la sangre periférica después de quiioterapia de intensificación. La mortalidad es del 5%-15% y el porcentaje de recaídas es del 40%-55%.
Tratamiento de rescate: en caso de resistencia al tratamiento de inducción o cuando la LMA recae pueden administrarse diversas modalidades de quimioterapia, la mayoría de las cuales incluyen Ara-C en dosis altas.

jueves, 22 de enero de 2009

LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA INFANTIL




La leucemia linfoblástica aguda es un tipo de LA debida a la proliferación de precursores linfoides inmaduros, ya sean de línea B o T.
La LA comprende un conjunto heterogéneo de entidades, para cuya clasificación se precisa la integracón de criterios morfológicos, inmunofenotípicos y genéticos.
Las manifestaciones clínicas de los enfermos con LAL reflejan la insuficiencia medular provocada por la proliferación blástica y la infiltración de los distintos órganos y tejidos. El comienzo es casi siempre agudo y las manifestaciones clínicas no suelen preceder al diagnóstico en más de tres meses. Aunque en ocasiones la LAL puede diagnosticarse al practicar una analítica por cualquier otro motivo, lo habitual es que los enfermos presenten síntomas, como astenia, anorexia, pérdida de peso, fiebre y diátesis hemorrágica cutánea o mucosa. Existen dolores osteoarticulares en un tercio de los pacientes, fundamentalmente niños, lo que en ocasiones ha motivado falsos diagnósticos de enfermedades reumáticas.
Aunque cualquier órgano puede ser infiltrado por linfoblastos, ello ocurre más a menudo en el hígado, bazo y ganglios linfáticos. En los niños, la frecuencia de iniltración de estos órganos es del 80%, 70% y 50%, respectivamente, mientras que es algo menor en los adultos. En el 10% de los casos hay ensanchamiento mediastínico, lo que a veces provoca un síndrome de la vena cava superior. En menos del 5% de los enfermos se detecta infiltración de Sistema Nervioso Central, que se manifiesta en forma de parálisis de pares craneales o de síndrome de hipertensión intracraneal. La infiltración de otros órganos, como mamas, testículos y piel o mucosas, es muy poco frecuente en el momento del diagnóstico, aunque puede constituir la localización inicial de las recaídas.
Ciertas variedades de LAL tienen una presentación clínica característica. Las LAL-B suelen cursar con hepatosplenomegalia de gran tamaño, masa abdominal y afección temprana del SNC. A su vez, la LAL-T afecta con frecuencia a varones, en general adolescentes, cursa con masa medistínica en más de la mitad de los casos y también puede infiltrar tempanamente al SNC. Desde el punto de vista clínico y morfoglógico es indistinguible del linfoma linfoblástico T.
PRONÓSTICO
La edad es un factor importante; el mejor pronóstico corresponde a los niños de 1 a 9 años seguido pos los niños de más de 10 años, adolescentes y adultos jóvenes; los menores de 1 año y los mayores de 50 años tienen peor pronóstico. La leucocitosis acentuada es otro factor pronóstico independiente. El principal factor pronóstico es la respuesta inicial al tratamiento de inducción.
TRATAMIENTO
El objetico inicial el conseguir la RC, para sucesivamente ir eliminando la enfermedad residual hasta conseguir la eventual curación de la enfermedad. Por ello cabe distinguir cuatro fases: inducción a la remisión, intensificación o consolidación, profilaxis de la leucemia en el SNC y tratamiento de mantenimiento.
La fase de inducción a al remisión consiste en administrar quimioterapia con la finalidad de alcanzar en un plazo de 4 o 5 semanas una situación de remisión completa (RC), lo cual significa la ausencia de signos clínicos y síntomas de la enfermedad, la presencia de valores normales en sangre periférica y una médula ósea normocelular con una proporción de blastos inferior al 5%.
La fase de consolidación o intensificación se inicia inmediatamente después de alcanzar la RC y su finalidad es reducir la enfermedad residual, ajustando la intensidad del tratamiento al riesgo de recidiva. La intensidad y duración de la quimioterapia dependen del grupo de riesgo en el que se encuentre el paciente.
La profilaxis de la leucemia en el SNC: actualmente, en la mayoría de las pautas terapéuticas se ha sustituído la irradiación por quimioterapia intratecal (QIT) y MTX en dosis altas por vía intravenosa. La QIT se inicia en la fase de inducción, se prosigue en la de consolidacíon o intensificación y se completa en la fase de quimioterapia de continuación. Las dosis de QIT en niños pequeños deben ajustarse en función de la edad.
La fase de mantenimiento consiste en la administración de mercaptopurina en dosis diarias, preferentemente por la noche, y MTX en dosis semanales, durante un período de 18-24 meses, dependiendo de la duración de los tratamientos de inducción y consolidación.
Con los protocolos actuales no parece necesario prolongar la quimioterapia más allá de los 2 años.
En los niños y adultos jóvenes con leucemia aguda linfoblástica se han venido tratando con protocolos pediátricos o de LAL del adulto, según las características de los diferentes países o centros sanitarios.

LEUCEMIA EN NIÑOS

La leucemia, como ya se explicó, es un cáncer de los glóbulos blancos (leucocitos). Es el tipo más común de cáncer en niños.
Las células sanguíneas se forman en la médula ósea. Los glóbulos blancos ayudan a su organismo a combatir las infecciones. Sin embargo, en los casos de leucemia la médula ósea produce glóbulos blancos anormales. Estas células reemplazan a las células sanguíneas sanas y dificultan que la sangre cumpla su función. La leucemia puede desarrollarse lenta o rápidamente. La leucemia aguda es un tipo de crecimiento rápido y la leucemia crónica crece lentamente. Los niños con leucemia suelen tener uno de los tipos agudos.

Los factores de riesgo para la leucemia en niños incluyen tener un hermano o hermana con leucemia, tener determinados trastornos genéticos y recibir tratamiento con radiación o quimioterapia. Generalmente, la leucemia infantil se cura con tratamiento. Las opciones de tratamiento incluyen quimioterapia, tratamiento con otros medicamentos y radiación. En algunos casos, un trasplante de médula ósea y de células madre puede ayudar.

La sangre












miércoles, 21 de enero de 2009

Leucemias Agudas

Las leucemias agudas son enfermedades de origen todavía no bien aclarado que caracterizan por una proliferación incontrolada de un clon de células inmaduras de la hamatopoyesis (blastos) que infiltran la médula ósea (donde condicionan una supresión del crecimiento y la diferenciación de las células hamatopoyéticas normales) e invaden la sangre periférica y otros órganos. Aunque su curso es habitualmente agudo, la inmadurez de la célula que prolifera es lo que define a una leucemia como aguda y la distingue de las leucemias crónicas, que afectan a células más difernciadas de la hematopoyesis.

CLASIFICACIÓN
Existen varios criterios para clasificar las LA (leucemias agudas).
según su historia natural, se distinguen dos grandes grupos: las que se producen de novo y las secundarias. Las primeras son las que ocurren sin que pueda identificarse un proceso previo que determine su aparición, mientras que las segundas constituyen la evolución final de otras enfermedades, fundamentalmente hematológicas.
Con gran frecuencia las LA vienen precedidas de una fase mielodisplástica de duración variable, en general varios años, y presentan alteraciones cromosómicas características, que afectan sobre todo a los cromosomas 5 o 7, lo que hace que su prognóstico sea muy desfavorable.
Un segundo sistema de clasificación de las LA se relaciona con la serie hematopoyética donde ha ocurrido la transformación maligna.Se distinguen dos grandes grupos: las linfoblásticas, que afectan a precursores de la serie linfoide y las mieloblásticas, en las que la transformación neoplástica ocurre en células comprometidas hacia la diferenciación mieloide, monocítica, eritroide o megacariocítica. Con la aplicación de las técnicas de citogenética y biología molecular se han identificado LA que expresan marcadores correspondientes a las series linfoide y mieloide, que se denominan mixtas.

Componentes de la sangre



La leucemia es un cáncer de la sangre por lo que es preciso realizar un pequeño repaso de los componentes de la sangre.





La sangre es un tejido líquido que recorre el organismo transportando células, y todos los elementos necesarios para realizar sus funciones vitales (respirar, formar sustancias, defenderse de agresiones) y todo un conjunto de funciones muy complejas y muy importantes para la vida.
La cantidad de sangre de una persona está en relación con su edad, peso, sexo y altura, una persona adulta se puede considerar que tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre.
Todos los órganos del cuerpo humano funcionan gracias a la sangre que circula por arterias, venas y capilares.






La sangre está formada por:
El plasma, es líquido y está formado en el 90 por ciento de agua y en el 10 por ciento de otras sustancias como azúcares, proteínas, grasas y sales minerales;




Células que flotan en el plasma: Glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas



Glóbulos rojos: conocidos también como eritrocitos o hematíes. Son el componente más abundante de la sangre, y actúan transportando el oxígeno. Como su nombre lo indica, son células de color rojo por su contenido de hemoglobina. Se fabrican en la médula roja de algunos huesos largos, y la disminución en el número normal de glóbulos rojos produce anemia.





Glóbulos blancos o leucocitos, son células que no tienen color, tienen un tamaño mayor que los glóbulos rojos. Cumplen la función de defender al cuerpo de los microorganismos infecciosos ya que tienen ciertas características que hacen posible esta acción.
Los glóbulos blancos poseen la capacidad de responder frente a los órganos dañados; cuando captan la fuente infecciosa, pueden atravesar las paredes de los vasos sanguíneos y dirigirse al sitio de la infección. Esto lo hacen deformando su "cuerpo" y desplazándose, y al llegar a la infección envuelven al agente patógeno (o lo comen) y de esta manera lo destruyen. Se fabrican en la médula ósea.
Los glóbulos blancos de la sangre son de dos tipos principales: los granulosos, con núcleo multilobulado, y los no granulosos, que tienen un núcleo redondeado.




Los leucocitos granulosos o granulocitos son las células con núcleo más abundantes en la sangre. Estas células fagocitan (ingieren) los antígenos que penetran en el cuerpo, sobre todo si estos antígenos han sido recubiertos en la sangre por inmunoglobulinas o por proteínas del sistema del complemento del Sistema inmunológico. Una vez ingeridos, los antígenos suelen ser destruidos por las potentes enzimas de los granulocitos.


Los granulocitos incluyen:
Neutrófilos, que fagocitan y destruyen bacterias.
Eosinófilos, que aumentan su número y se activan en presencia de ciertas infecciones y alergias.
Basófilos, que segregan sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que estimula el proceso de la inflamación.




Los leucocitos no granulosos están formados por linfocitos y un número más reducido de monocitos, asociados con el sistema inmunológico.



Los linfocitos desempeñan un papel importante en la producción de anticuerpos y en la inmunidad celular. En algunos aspectos, los linfocitos son las células más importantes del sistema inmunológico.
Existen dos tipos principales de linfocitos: los linfocitos B y los linfocitos T.
Los primeros son responsables de la inmunidad humoral o serológica; es decir, los linfocitos B y sus descendientes directos, que reciben el nombre de células plasmáticas, son las células responsables de la producción de unos componentes del suero de la sangre, denominados inmunoglobulinas.
Los linfocitos T son responsables de la inmunidad celular; es decir, atacan y destruyen directamente a los antígenos.
Estas células también amplifican o suprimen la respuesta inmunológica global, regulando a los otros componentes del sistema inmunológico, y segregan gran variedad de citoquinas.



Los linfocitos T constituyen el 70% de todos los linfocitos.
Tanto los linfocitos T como los linfocitos B tienen la capacidad de recordar, desde el punto de vista bioquímico, una exposición previa a un antígeno específico, de manera que si la exposición es repetida puede producirse una destrucción más eficaz del antígeno.




Los monocitos constituyen un pequeño porcentaje de la totalidad de las células sanguíneas; cuando se encuentran localizados en los tejidos, fuera de la circulación sanguínea, experimentan cambios físicos y morfológicos, y reciben el nombre de macrófagos.
Al igual que los granulocitos, los monocitos también ingieren sustancias extrañas, interaccionan con las inmunoglobulinas y con las proteínas del complemento, y contienen enzimas potentes dentro de su citoplasma. Sin embargo, los monocitos alteran además los antígenos, haciendo que la respuesta inmune de los linfocitos, sea más fácil y más eficaz.




Plaquetas, también llamadas trombocitos son los corpúsculos más pequeños entre los componentes de la sangre. Son fragmentos de células y su función es permitir la coagulación sanguínea.
Una persona adulta tiene un promedio de cinco litros de sangre, con una temperatura cercana a los 37 grados Celsius









Lugar de fabricación de los componentes sanguíneos:


Las células sanguíneas se fabrican en la médula ósea. Ésta es el material esponjoso que se


encuentra en el interior de los huesos y que produce aproximadamente el 95 por ciento de las células sanguíneas del cuerpo.
Existen otros órganos y sistemas en nuestro cuerpo que ayudan a regular las células sanguíneas. Los ganglios linfáticos, el bazo y el hígado ayudan a regular la producción, destrucción y diferenciación de las células (desarrollando una función específica). El proceso de producción y desarrollo de nuevas células se denomina hematopoyesis.
Las células sanguíneas formadas en la médula ósea empiezan como células madre. La "célula madre" (o célula hematopoyética) es la fase inicial de todas las células de la sangre. A medida que la célula madre madura, se desarrollan varias células distintas, como los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Las células sanguíneas inmaduras también se denominan blastocitos. Algunos blastocitos permanecen en la médula ósea hasta que maduran y otros se desplazan a otras partes del cuerpo para convertirse en células sanguíneas funcionales y maduras.

Leucemia



La leucemia o leucosis es un grupo de enfermedades malignas de la médula ósea (cáncer hematológico ) que provoca un aumento incontrolado de leucocitos (glóbulos blancos) clonales en la médula ósea, que suelen pasar a la sangre periférica aunque en ocasiones no lo hacen (leucemias aleucémicas). Ciertas proliferaciones malignas de glóbulos rojos se incluyen entre las leucemias (eritroleucemia).


Etimología: literalmente, significa "sangre blanca"; la palabra está formada por dos elementos griegos: leuc, una variante de leuco = λευκός, "blanco"; y emia, αἷμα = "sangre".


Prevalencia: la leucemia es el cáncer más frecuente en la infancia, con 3-4 casos por cada 100.000 niños menores de 15 años.


Clasificación

Existen distintos tipos, de acuerdo con la población leucocitaria que afecten:
Leucemia mieloide crónica (LMC) incluida dentro de los síndromes mieloproliferativos crónicos.
Leucemia linfoide crónica (LLC) incluida dentro de los síndromes linfoproliferativos y equiparable al linfoma linfocítico.
Leucemia linfoide aguda o Leucemia Linfoblástica (LLA)
Leucemia mieloide aguda o Leucemia Mieloblástica (LMA)
Leucemia mielógena (LM)


Características

La principal característica de las leucemias agudas es la presencia de un "cese madurativo" de las células de línea mieloide (LMA) o Linfoide (LLA) con blastosis en médula ósea (superior de 20% de celularidad no eritroide según la OMS). Dado que todavía queda hematopoyesis normal residual, puede verse en sangre periférica la existencia de un "hiato leucémico", es decir, presencia de formas inmaduras en sangre periférica y formas maduras pero con ausencia de elementos intermedios.
En las leucemias crónicas, la principal característica morfológica es la no existencia de dicho hiato leucémico, ya que no existe stop madurativo, permitiendo secretar a la sangre células maduras, y su curso clínico suele ser indolente


Información extraída de wikipedia